Publicado en elpais.com. España no es Alemania, por muchas razones. Una de ellas: en Berlín ha provocado una tormenta política el fiasco del Euro Hawk,el
avión no tripulado que Defensa decidió cancelar, tras invertir más de
500 millones, porque no obtuvo la licencia de vuelo en su propio país.
En España, nadie se ha dado por aludido ante el caso del submarino S-80
—el mayor proyecto de la industria militar española, presupuestado en
2.135 millones—, tras saberse que tiene 75 toneladas de sobrepeso; lo
que le impide sumergirse con garantías de volver a emerger.
Aunque se ha intentado minimizar el fallo, aludiendo a los problemas
propios de cualquier prototipo, lo datos que se van conociendo permiten
intuir sus dimensiones. La empresa fabricante —el astillero Navantia— ha
anunciado que la botadura del primero de los cuatro submarinos se
retrasa al menos dos años, lo que ha obligado a la Armada a alargar la
vida del Tramontana (S-74), al que estaba previsto dar de baja. La obra
csostará unos 30 millones.
Además, se ha contratado a la empresa estadounidense Electric Boat
para que diga cómo arreglar el desaguisado. Su aseoramiento técnico
costará 14 millones y lo pagará la Armada.
¿Por qué paga la Armada y no la empresa? Fuentes de Defensa alegan
que, por razones de urgencia, el estudio se financiará con créditos
oficiales de EE UU y que, debido a ello, el cliente tenía que ser la
Armada, “lo que no presupone que al final no se repercuta a Navantia”.
Es dudoso. Defensa tendrá bastante con pelearse por la parte del
león: el coste del arreglo. El primer submarino está ya construido al
70% y del segundo casi la mitad, lo que hace muy cara la corrección.
Aunque las conclusiones del estudio técnico se esperan para el verano,
en la Armada se baraja ya un sobrecoste de unos 800 millones (más del
35% de incremento).
Navantia es una empresa pública así que, de una manera u otra, el
fallo lo acabarán pagando todos los ciudadanos. Lo que diferencia a
España de Alemania, entre otras cosas, es que no se ha anunciado ninguna
auditoría o investigación, el Parlamento no ha exigido explicaciones, y
nadie ha sido destituido ni ha presentado la dimisión.
En su comparecencia ante el Congreso, el 23 de mayo, para explicar
las “reconducción” de los grandes programas de armamento, el secretario
de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, dejó al margen el submarino S-80,
alegando que se han producido “una serie de problemas técnicos” y que,
“a la vista del análisis que se está realizando, habrá que reevaluar las
opciones posibles”. Lo que sí adelantó Argüelles es que Defensa
presentará al Consejo de Ministros un nuevo techo de gasto para estos
programas (entre los que está el carro de combate Leopard o el caza
EF-2000) por valor de 29.495 millones, a pagar hasta 2030.
Ver enlace relacionado UN SUBMARINO CON SOBREPESO
Para ver la noticia original pulsa aqui