Publicado en elpais.com.
Los jueces, los secretarios judiciales y los notarios habían criticado
fuertemente el plan del Ministerio de Justicia de entregar a los
registradores de la propiedad y mercantiles la gestión del Registro
Civil. Ahora, son los propios registradores los que se han sumado a las
críticas a un proyecto que, si sigue adelante, lo hará con la oposición
de todos los implicados.”Los registradores no queremos asumir la
llevanza del Registro Civil”, concluyeron ayer los miembros de este
colectivo.
Durante los últimos tres días, registradores de toda España se
reunieron en asamblea en Zaragoza (la tercera de toda su historia) para
valorar dos ponencias. La primera era favorable al proyecto de Justicia
de que sean ellos los futuros encargados de la gestión del Registro
Civil. Esta opción no obtuvo siquiera el 20% de los votos necesarios
para ser debatida en el Pleno.
La que si lo logró, y con creces, fue la ponencia contraria,
presentada por Juan Sarmiento Ramos, que aboga porque se “persuada” a
Justicia de la “inoportunidad” de la idea de encomendarles el Registro
“en las actuales circunstancias económicas y sociales por las que
atraviesa la nación”. Si su petición no prosperara, el texto plantea que
se ofrezca la gestión “a otros colectivos igualmente apropiados, de
forma que, si en última instancia acaba recayendo en los registradores,
quede pública constancia de que ello fue el último recurso que quedó al
Gobierno para afrontar el problema de su desjudicialización”. Los
registradores pretenden así evitar que, a ojos de la sociedad, la
atribución del registro quede como un trato de favor hacia su colectivo.
En estos momentos son los jueces los que llevan el Registro Civil.
Pero su regulación sufrió ya una transformación de calado en 2011.
Durante el último mandato de José Luis Rodríguez Zapatero fue aprobada,
con el apoyo de todos los grupos parlamentarios, una profunda reforma
que quitaba a los jueces la llevanza del Registro para dejarla en manos
de secretarios judiciales y funcionarios con la licenciatura en Derecho.
Esta norma se aprobó con una vacatio legis de tres años para
que pudieran adaptarse todas las estructuras necesarias para el cambio
de modelo, y su entrada en vigor estaba prevista para 2014. El proyecto
de Justicia supondría un cambio radical con respecto a esta norma, que
no llegaría a hacerse efectiva.
Las críticas a los borradores que maneja Justicia y que han
trascendido han sido múltiples. Notarios, secretarios judiciales y todas
las asociaciones de jueces salvo la mayoritaria Asociación Profesional
de la Magistratura, han planteado que el ministro Alberto Ruiz Gallardón
pretende privatizar un servicio público, aumentar el número de hechos
inscribibles y cobrar por algunos que ahora ni siquiera constan en el
Registro, como los poderes.
Los registradores, ahora, han sido contundentes: no quieren el
Registro. La asamblea general se convocó después de que algunos de ellos
se movilizaran pidiendo firmas para solicitar la reunión precisamente
para poder tratar un asunto como este, muy delicado y que cambiaría
profundamente su forma de funcionar.
La ponencia contraria al borrador pone sobre la mesa una serie de
requisitos para el caso de que Justicia desoiga sus peticiones de que se
les deje al margen de este asunto. En primer lugar, quieren que la ley
disponga “sin ningún tipo de ambigüedad”, que la financiación del
Registro Civil corra a cargo de los usuarios (a través del arancel
correspondiente). “Sería absolutamente inaceptable la asunción de un
Registro Civil gratuito cuya financiación recayera sobre las espaldas de
los registradores”.
Piden también que quede garantizada la separación entre las oficinas
del Registro Civil y las actuales del Registro de la Propiedad o
Mercantil, tanto en su “consideración tributaria y laboral diferenciada
como en su ubicación física, sus medios personales y materiales”. Es
decir, su propuesta es que las oficinas actuales de los registradores se
mantengan tal cual y que se establezcan unas nuevas oficinas encargadas
solo del Registro Civil con un cuerpo nacional de registradores
designados por concurso.
El Pleno votó y aprobó ayer por amplia mayoría un texto más corto
basado en los principios de esta última ponencia y que contiene una
declaración de principios: los registradores no quieren hacerse cargo
del Registro Civil. En caso de que el Gobierno y el Parlamento decidan
que sí deben encargarse del asunto, piden que se lleve a cabo con el
mayor consenso social y político posible.
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