Desde
el pasado mes de julio, tras la publicación del Real Decreto Ley
20/2012, de medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria y de
fomento de la competitividad, los empleados públicos venimos mostrando
nuestro profundo malestar a través de movilizaciones en todos los
sectores y Administraciones.
La citada norma conllevó la supresión de la paga extraordinaria de
diciembre, de tres de los seis días de libre disposición ordinarios y de
los días adicionales de libre disposición y de vacaciones por
antigüedad, así como una importante reducción de retribuciones durante
la situación de incapacidad temporal. Y con la nueva Ley de Tasas, se
restringe y se entorpece el acceso a la Justicia de los empleados
públicos en defensa de sus derechos laborales. A lo que hay que añadir
la congelación de la Oferta de empleo público, la amortización de
vacantes y la reciente aprobación del Reglamento que regula y facilita
los despidos colectivos en el ámbito de las Administraciones Públicas,
con el consiguiente incremento de la tendencia que pone de manifiesto la
última Encuesta de Población Activa, en la que, por primera vez, se
pierde más empleo público que privado.
Dichas medidas, unidas a las que venimos padeciendo desde el año
2010, en el que se decidió una bajada de retribuciones y la
congelaciones de los años 2011 y 2012, a la que ahora se suma la
prevista en los PGE para 2013, suponen el hacer recaer de forma especial
el peso de la crisis sobre los empleados públicos, olvidando que otros
han sido los responsables de la misma. Medidas que, además, se han
tomado enmarcadas en una campaña política de descrédito de la labor que
realizamos en todos los ámbitos de la Administración, cuestionando
nuestro rendimiento profesional y desacreditando, en definitiva, los
servicios públicos esenciales para la sociedad, como los que se realizan
en la educación, la sanidad, la seguridad, la atención social y la
justicia, entre otros, como paso previo, en muchos casos, para la
privatización de los mismos. Tales recortes no sólo son injustos, sino
que además serán ineficaces y tendrán un efecto económico contrario al
supuestamente perseguido, al conllevar una inevitable y drástica
reducción del consumo por parte de un colectivo tan numeroso como el de
los empleados públicos, con la consiguiente repercusión inmediata en la
caída de la actividad económica y el correspondiente aumento de la tasa
de desempleo.
Por todo ello, a lo que hay que unir la inseguridad que provocan las
previsiones sobre las que se apoyan los Presupuestos para el próximo
año, recién presentados a las Cortes para su aprobación, y que hacen
prever nuevos recortes en los próximos meses, la totalidad de los
Sindicatos y Asociaciones Profesionales de esta Plataforma rechazamos
todas estas medidas y manifestamos nuestra mayor queja al respecto.
Asimismo, las organizaciones abajo firmantes, de las que integramos
la Plataforma, llamamos a secundar la Huelga General del próximo 14 de
noviembre, dejando claro que nuestro apoyo no tiene ningún
condicionamiento político, ni persigue otra cosa que no sea hacer ver a
nuestros gobernantes, sean del signo que sean, el rechazo de toda la
sociedad a unas políticas agresivas que atacan gravemente a los
servicios públicos y a quienes trabajamos a su servicio.