Feijoo
lo ha vuelto a hacer. Cuando cabía pensar que el zumo de funcionario ya
no daba ni una gota más, el excelentísimo Presidente de la Xunta de
Galicia da otra vuelta al exprimidor, que malo será que no salga un
poquito más. En su audaz búsqueda del santo grial del cumplimiento del
déficit ha decidido que para qué pensar en otras soluciones si tiene la
hucha de los empleados públicos a mano.
Como siempre, hace el anuncio entre líneas en su foro favorito: la
prensa. Léase la entrevista publicada en la Voz de Galicia en la cual
tras ser preguntado por la reposición del salario de los empleados
públicos gallegos en 2015 contesta sin ambages ni pudor alguno que
carece de 150 millones de euros para hacerlo. No deja de ser curioso
cuando en el partido en el que milita el Sr. Feijóo había un excelente
tesorero que consiguió amasar poco menos de esa cantidad en Suiza.
Nuestro Judas particular, se llenó la boca en su día diciendo que no
se podía pedir más esfuerzos a los empleados públicos, para luego,
haciendo uso del más flagrante cinismo, hacer todo lo contrario,
aprobando nuevos recortes cuando el gobierno central había decidido que
no tocaba rebajar más los salarios públicos y pasa a negarnos tres años
consecutivos la justa necesaria recuperación de nuestro maltrecho poder
adquisitivo.
Curiosamente, en ese mismo periódico salen dos noticias estrechamente
relacionadas con lo dicho. Por un lado se cuantifica en 2300 euros por
ciudadano la cantidad destinada a las ayudas a la banca; y por otro, se
anuncia que la Xunta de Galicia contempla pagar un mayor peaje en caso
de desplome del tráfico. A lo mejor no se le ha ocurrido pensar que si
el brutal tsunami de neoliberalismo que hemos sufrido a lo largo de esta
estafa continuada, mal llamada crisis, no hubiera vaciado los bolsillos
del contribuyente, no habría hecho falta ni una cosa ni la otra.
La semana de pasión comúnmente dura eso, una semana; pero para la
numerosa cofradía de empleados públicos de la Xunta de Galicia va para
tres años, sin que se pueda vislumbrar el horizonte ni el más mínimo
atisbo de su final.
Con todo, lo peor es que gracias a estos magníficos logros el ínclito
Feijoó deja entrever en la entrevista que no repetirá como candidato a
la Xunta de Galicia, ya que tras extender el vía crucis funcionarial
durante tres años será convenientemente recompensado con su elevación a
los altares de la política nacional, en una evolución digna del mejor
Pokemon, pero se parece mucho a Pikachu, ya que mete unas sacudidas del
copón.
Pasemos el resto de la semana santa rezando para que sufra una
revelación divina y tenga a bien recapacitar y dejar de flagelarnos, que
al fin y al cabo, arrepentidos los quiere Dios. Aunque bien pensado,
quizá ha llegado el momento de dejar de poner la otra mejilla y que sean
los cristianos los que se coman a los leones.
Continua el vía crucis