Los secretarios generales de CCOO, UGT, USO
e Intersindical han dirigido una carta al presidente del Gobierno en la
que le piden que tenga en cuenta “el amplio seguimiento de la huelga
general del 14 de noviembre… y la amplísima participación de
trabajadores y trabajadoras y de la ciudadanía en general en las
manifestaciones que de desde la mañana a la tarde se convocaron por toda
la geografía española”.
En la carta, cuyo texto os adjuntamos,
los dirigentes sindicales le piden al presidente que cambie su política
económica, retire el proyecto de PGE 2013 y lo reelabore con el mayor
consenso posible.
Texto íntegro de la carta:
Sr. Presidente:
Es usted conocedor de la Huelga
General que se celebró el pasado día 14 y del amplio seguimiento que
ésta registró. En todo caso sabe de la amplísima participación de
trabajadores y trabajadoras y de la ciudadanía en general en las
manifestaciones que desde la mañana a la tarde se convocaron por todo el
Estado español.
Huelga y masivas manifestaciones son dos
caras de la misma moneda. Ambas expresan el profundo descontento y
malestar de amplísimos sectores de la sociedad hacia las políticas
diseñadas en Europa para enfrentar la crisis y las que usted aplica
desde el Gobierno de España.
La reacción del mundo del trabajo y de
la sociedad civil se explica, como usted mismo ha dicho entender en más
de una ocasión, por el sufrimiento que está generando el paro; por la
angustia que provoca el temor a perder el empleo; por la desesperanza
que se siente al buscar y no encontrar trabajo; por la penuria que está
generando la caída de los salarios cuando para mayor desgracia suben los
impuestos y los precios, por la humillación que supone para los
empleados públicos que se les desacredite social y profesionalmente para
luego rebajarles los salarios, quitarles la paga extra y facilitar el
despido del personal laboral; por la falta de expectativas de los
jóvenes para acceder al mercado de trabajo; por la incertidumbre que
supone tener que emigrar, sobre todo cuando ésta no es una opción que se
adopta voluntariamente sino por desesperación; por la preocupación de
que las pensiones no permitan llegar a fin de mes;…
Esta reacción se explica porque cuando
más se necesita de las redes de protección y de los servicios públicos
que han sido concebidos para asegurar el bienestar de la sociedad y
proteger a los más débiles, vemos como todo ello se deshace como un
azucarillo: las prestaciones por desempleo se reducen y se limita el
acceso o directamente desaparecen otro tipo de prestaciones sociales; se
devalúa el derecho del trabajo; la educación y la sanidad pierden su
carácter universal y gratuito; se retrasa y restringe el acceso a la
atención para las personas dependientes, y a las que percibían las
ayudas éstas se les recortan en un 15%; desaparecen los programas de
atención a los más necesitados; se recortan las partidas para la
cooperación; se abandona la agricultura y al medio rural, por la pérdida
de la vivienda al no poder hacer frente a la hipoteca…
La reacción del mundo del trabajo y de
la ciudadanía se entiende cuando, junto a todo ello, vemos como los
sectores más pudientes de la sociedad no contribuyen de la misma manera a
enfrentar la crisis o incluso mejoran su posición económica y social al
calor de ella.
Esta reacción se explica, finalmente,
cuando después de cinco años de crisis y más de dos y medio de políticas
de austeridad no hay ningún indicio fiable, y usted lo sabe porque
hasta las instituciones europeas se lo han dicho, de que la vayamos a
superar en un plazo razonable.
Antes al contrario, la combinación de
una política que sacrifica los estímulos a la actividad económica y la
reforma laboral que usted decretó sobre otra ya de por sí lesiva, y que
no deja margen para una aplicación “compasiva” como ha pedido su
Ministra de Empleo, está destruyendo y seguirá haciéndolo, tejido
productivo y empleo de manera acelerada. La fe dogmática en la reducción
del déficit que viene practicando solo lleva al empobrecimiento de la
mayoría, (cerca del 27% de la población se ha situado por debajo del
umbral de la pobreza), al incremento de la marginación y exclusión
poniendo seriamente en riesgo la cohesión social característica de los
países avanzados. ¿Que consecuencias cree usted que pueden acarrear que
más de dos millones de personas en paro no perciban ninguna prestación
económica estando en una situación de extrema necesidad o que 1.737.000
familias tengan a todos sus componentes en el paro?
¿Cuántos parados y paradas más deberemos
contabilizar? ¿Cuántos jóvenes más deberán emigrar? ¿Cuál es el límite
para que el crecimiento de la pobreza sea soportable en una sociedad
desarrollada? ¿Cuánto tiempo más debemos esperar a que éstas políticas
surtan efecto?
Las políticas de austeridad han
fracasado. El sufrimiento que están generando no es soportable por más
tiempo. Cuanto antes reaccionemos antes evitaremos que nuestra economía
se siga deteriorando y que las condiciones de vida de la mayoría de la
sociedad y la calidad de nuestra democracia se degraden de forma
irreversible.
Usted sabe, pues le suponemos conocedor
de las diferentes teorías económicas, que hay otras políticas económicas
y sociales posibles que ante situaciones similares dieron resultado en
el pasado.
Le pedimos, tras la magna demostración
de conciencia cívica que supuso la jornada del 14 de noviembre, que
cambie sustancialmente la orientación de sus políticas. No le pedimos
que modifique sus convicciones ideológicas, le pedimos que renuncie al
dogmatismo y que rectifique ante una realidad tozuda que ha puesto de
manifiesto lo que algún premio Nobel de economía ya aventuraba; que
solo con austeridad no se ha salido nunca de ninguna crisis por la que
el mundo ha atravesado.
Hay otra salida. Hay otra salida si en
Europa y en España se marcan plazos más dilatados para reducir el
déficit; si hacemos compatible la austeridad con los estímulos a la
actividad económica y la creación de empleo; si procedemos a una reforma
fiscal que procure incrementar los ingresos necesarios de manera,
suficiente, justa y equitativa, renunciando a amnistías fiscales y
persiguiendo de manera decidida el fraude; si apostamos por cambiar las
bases en las que se ha venido sustentando nuestra economía e impulsamos
una política industrial competitiva y volcada en la investigación y en
la innovación tecnológica y en el respeto al medio ambiente; si
mejoramos nuestro sistema educativo público garantizando al tiempo
calidad y equidad; si preservamos la calidad del sistema de salud que
vela por la calidad de vida de los ciudadanos y aporta valor añadido en
investigación y desarrollo tecnológico; si mantenemos las redes de
protección y los servicios públicos como un factor de justicia, pero
también como dinamizador económico,…
En definitiva, hay salida si apostamos
por una economía y una sociedad más cohesionada donde contribuyan más
los que más tienen. Usted es perfectamente consciente de que las
sociedades nórdicas han soportado mejor los envites de la crisis porque
disponen de una economía más innovadora y un sistema de garantías
sociales más desarrollado.
Ahora que está en trámite el proyecto de
Ley de PGE para el año 2013 tiene la oportunidad de corregir la
orientación de estas políticas. Retire el proyecto y promueva su
reelaboración. Todos hemos conocido las previsiones de la UE y hemos
tenido ocasión de confirmar que su Gobierno presentó unos Presupuestos
que se sustentan sobre unas previsiones de crecimiento económico
totalmente ficticias. Todos sabemos que el proyecto profundiza en la
política de austeridad recortando inversión y detrayendo recursos de la
protección social y de las políticas públicas. Todos sabemos de la
ambigüedad, creemos que calculada, con la que se aborda la
revalorización de las pensiones. Ambigüedad que contrasta con la
pretensión explícita de modificar el acuerdo de pensiones vigente cuando
todavía no ha entrado en vigor.
Recupere el valor diálogo social y
político, huya de la prepotencia y el mesianismo y teja los más amplios
consensos. Empéñese en fomentar la negociación colectiva y en respectar
sus acuerdos y deje de gobernar por la vía del Decreto Ley.
Si usted considera que no está en
condiciones de promover ese cambio busque al menos el aval de la
ciudadanía, porque usted mejor que nadie sabe que los ciudadanos que le
permitieron ganar las elecciones avalaron con su voto un programa
electoral sustancialmente diferente al programa de gobierno que está
aplicando. Usted mismo lo ha reconocido. Devuelva la palabra a la
ciudadanía, contribuya a la revalorización de nuestra democracia y evite
el crecimiento de la decepción y el escepticismo frente a la política y
las instituciones por las que ésta se encauza.
Sr. Presidente convoque usted un
Referéndum. Usted tiene potestad para hacerlo, nuestra Constitución
contempla este recurso ante situaciones excepcionales y ésta lo es.
Atentamente.
Ignacio Fernández Toxo. Secretario General CCOO.
Cándido Méndez Rodríguez. Secretario General UGT.
Julio Salazar Moreno, Secretario General USO.
Augusto Serrano Olmedo, Portavoz Confederación Intersindical.